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Ropa tendida

Jordi Puntí escribe sobre "Ropa tendida"

Jordi Puntí escribe sobre "Ropa tendida"

Novelas con padre

Jordi Puntí

El periódico de Catalunya 3/1/2009

"La figura del padre ha ofrecido desde siempre buenas páginas de literatura, a menudo nacidas de un deseo de ajustar cuentas generacionales --basta leer la Carta que Kafka dedicó a su padre--, pero se diría que en los últimos tiempos su interés ha aumentado. La revista británica Granta, por ejemplo, de gran influencia literaria, dedica su número de invierno a los padres, "los hombres que nos hicieron". Sus páginas ofrecen textos de ficción y autobiográficos, con autores como Jonathan Lethem, Ali Smith o la novelista Siri Hustvedt, quien dedica un ensayo a analizar la distancia que separa a padres e hijas. "¿Por qué es tan difícil hablar con los padres?", se pregunta Hustvedt. La respuesta es compleja, y la prueba es que hasta la fecha ha dado lugar a toda una tradición literaria. Y no decae. En el pasado 2008, sin ir más lejos, pudimos leer cuatro excelentes novelas con padre, las cuatro en castellano.
El catálogo se abría con Dientes de leche, de Ignacio Martínez de Pisón (Seix Barral), donde un padre fascista y distante guarda un secreto familiar que poco a poco le convierte en un miserable. En Ropa tendida, primera obra de Eva Puyó (Xórdica), la narradora nos habla de un padre buscavidas, parlanchín, amante de los trapicheos, un perdedor simpático. De otra estirpe, el padre que aparece en Pacífico, de José Antonio Garriga Vela (Anagrama), es un viajante de perfumería que se va de casa para irse con otra mujer, tres portales más abajo en la misma calle, y luego a una pensión de enfrente, lo que agudiza su carácter pusilánime y tristón. "El mundo de mi padre cabía en una manzana", escribe el narrador. Por fin, en Todo eso que tanto nos gusta, novela feliz de Pedro Zarraluki (Destino), el padre es un arquitecto decidido y mandón, divorciado y solitario, que se resiste a envejecer y escapa de viaje. Su intención es llegar al Tíbet, pero se queda atascado en un pueblo del Empordà. Su hijo sale a buscarle y, cuando le encuentra, juntos rehacen sus vidas. "Intenta no parecerte tanto a mí", le dice en un momento el padre al hijo.
A pesar de ser cuatro padres muy distintos, todos irradian una fascinación literaria. ¿Será que, como apunta Hustvedt, resulta más fácil hablar de los padres que con los padres?"

La fotografía es del escritor Jordi Puntí y la he tomado de aquí.

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